Si cuando se usa una estufa de leña de hierro o cerámica no se procura la humedad del aire necesaria en la vivienda, las consecuencias se hacen notar. El aire seco del ambiente seca rápidamente nuestras mucosas. En los ojos y la nariz se siente un picor desagradable. Algunas personas sufren de repente irritaciones de piel y sarpullidos.
Para disfrutar del encanto de la lumbre sin efectos secundarios es imprescindible humidificar el ambiente tan pronto como empieza a arder el fuego. Coloque un cuenco con agua sobre la estufa o chimenea. El agua se evapora y proporciona al aire una agradable humedad. También puede proteger adicionalmente las mucosas y la piel bebiendo la suficiente cantidad de agua. Para ello recomendamos agua fresca y saludable, conservada con un cartucho SecoSan de Trotec.