El nuevo detector de gas BG40 compacto cierra una sensible brecha de seguridad en el manejo de gases como gas natural, metano, etano y propano. Pues el uso consecuente del detector de gas en pruebas de estanqueidad evita con casi absoluta certeza posibles accidentes debidos a fugas de gases inflamables. La alta demanda de esta imprescindible herramienta de seguridad ha requerido una nueva producción, pero el detector de gas ya está disponible de nuevo.
Con el detector de gas BG40 puede comprobar con regularidad y sencillez la estanqueidad de cartuchos de gas y recipientes de gas licuado tanto en viviendas como en embarcaciones, así como en tuberías de gas y griferías. Así, el aparato de medición detecta las fugas más pequeñas y avisa al mismo tiempo a través de una alarma visual, acústica y mediante vibración antes de que se produzca el escape de gas: ¡se trata de un detector y un indicador de gas en el mismo aparato!
Sus ventajas de un vistazo: el detector de gas BG40…
- registra las fugas de gas más pequeñas gracias a su gran sensibilidad, reaccionando rápidamente en menos de dos segundos.
- avisa con una sensibilidad de <10 ppm en cuanto percibe la más mínima concentración de gas mediante una alarma visual, acústica y por vibración. La alarma acústica advierte del aumento de la intensidad del escape de gas incrementando su frecuencia y su volumen.
- detecta con eficacia los gases inflamables como gas natural, metano, etano, propano, butano, hexano, etileno, acetaldehído, formaldehído, tolueno, paraxileno, acetona, alcohol, benzol, amoniaco, vapor, monóxido de carbono, gasolina y ácido sulfhídrico.
- también detecta fugas en los lugares con difícil acceso gracias a la larga y flexible sonda con manguera de 40 cm.
- está equipado con una pantalla LCD con iluminación de fondo, donde se pueden leer en cualquier momento los valores ppm medidos rápidamente y con facilidad, incluso en condiciones de poca iluminación.
- muestra en la pantalla el límite inferior de inflamabilidad en %: el llamado Lower Explosion Level (LEL) define la concentración mínima de gas en el aire a partir de la cual es posible que se produzca una explosión.